Las crisis sucesivas (climática, sanitaria, geopolítica…) están transformando nuestro mundo: los equilibrios naturales planetarios y locales se ven alterados, las vulnerabilidades de la economía mundial salen a la luz y las desigualdades se acentúan. Estas transformaciones cuestionan nuestros hábitos, nuestras relaciones con los demás y con nuestro entorno, nuestras formas de habitar, trabajar, consumir y desarrollarnos plenamente.

Los niveles de interdependencia entre territorios lejanos hacen que el abastecimiento de las poblaciones urbanas sea frágil. En contraste, resaltan el valor de la proximidad y de los recursos locales, más accesibles y resilientes. Nos invitan a considerar el territorio de una ciudad y su población como entidades vivas, con sus propios equilibrios, capaces de producir lo necesario para la vida sin comprometer a las generaciones futuras.

Se trata de un cambio de paradigma que modifica nuestra percepción de lo vivo, de la tierra, que transforma los desechos en recursos y que nos obliga a repensar los vínculos entre la ciudad y su hinterland. ¿Qué modelos de ciudad para qué modos de vida deseamos?

Todavía estamos a tiempo de asumir la responsabilidad ante la urgencia anunciada y de actuar.

Durante esta 40.ª sesión del taller internacional de maestría en obra urbana en Île-de-France, para ilustrar el trabajo y las propuestas de los participantes, los Talleres proponen basarse en la exploración de un gran territorio: el arco norte de la región franciliana, hinterland del corazón palpitante de la metrópolis parisina.

Su papel y su posición en contacto directo con la metrópolis serán cuestionados y deberán replantearse a varios niveles:

A nivel del metabolismo territorial
Desde el abastecimiento de productos y servicios hasta el tratamiento de residuos.
Según Sabine Barles, el metabolismo territorial designa “el conjunto de flujos de energía y materiales implicados en el funcionamiento de un territorio determinado”.
Esta noción de metabolismo se toma del ámbito de la medicina y describe la ciudad (o la metrópolis) como un cuerpo que se alimenta, distribuye y transforma recursos antes de eliminar los residuos resultantes. La diferencia principal es que el metabolismo del cuerpo humano no puede modificarse, mientras que el de la ciudad sí.
Para vivir, la ciudad se alimenta de productos y servicios que se presentan de diferentes formas: agua, electricidad, alimentos, objetos, etc. Algunos de estos aportes provienen total o parcialmente de una extracción o producción local, como ciertos alimentos, mientras que otros se importan de otros territorios a gran escala.
Al final del proceso, los residuos son lo que los territorios descartan en sentido amplio. Pueden ser visibles o invisibles (contaminación) y se definen por su valor casi nulo o incluso negativo. El énfasis se da principalmente a la valorización energética sin abordar la valorización material.

Desde el punto de vista de los modos de vida y consumo
El abastecimiento está fuertemente ligado a los usos, modos de vida y consumo. La ley de la oferta y la demanda influye en los mercados y cadenas de suministro. La creciente conciencia de los consumidores sobre el impacto ambiental y sanitario de sus prácticas puede transformar de manera sistémica los modos de producción y abastecimiento de los territorios. En un contexto de usos emergentes bajo la influencia de nuevas tecnologías, estas evoluciones pueden ser más o menos rápidas y más o menos virtuosas. Las políticas públicas y los actores que organizan las actividades en los territorios interactúan con estas prácticas y pueden acompañar los movimientos en curso.

¿Cómo evolucionar nuestras ciudades y territorios para hacerlos más sobrios, felices, resilientes y vivos?
¿Qué nuevas herramientas de apoyo a la decisión para actores territoriales, políticos y sociales son necesarias para iniciar un cambio imprescindible en nuestras sociedades?
¿Cómo pensar el desarrollo urbano más conectado y en armonía con su entorno?
¿Cómo satisfacer las necesidades energéticas de la metrópolis de forma más local, consolidar el abastecimiento alimentario, descarbonizar el sector de la construcción y planificar un desarrollo urbano que no perjudique la naturaleza?

Innovación, creatividad, prospectiva, colectividad

Durante 40 años, la asociación reúne cada septiembre en Île-de-France a una veintena de estudiantes y jóvenes profesionales de distintas nacionalidades y perfiles, que trabajan in situ en equipos multidisciplinarios y presentan al final del taller sus propuestas y estrategias ante un jurado internacional presidido por autoridades locales. Las propuestas de los equipos combinan visiones a largo plazo para los territorios e ideas de acción ilustradas, componiendo así un abanico de proyectos disponibles para los decisores locales.

Desde su origen hasta su madurez actual con una red de más de 3.000 ex-participantes, la apuesta de los Talleres es abordar libremente, y a varias escalas, temas complejos, permitiéndose tomar distancia del contexto institucional.

Esta 40.ª sesión seguirá la continuidad de las sesiones recientes que, en los últimos años, han trabajado con un enfoque prospectivo sobre “la vida en las metrópolis (2018)”, “los márgenes felices (2019)”, “El papel del agua en la planificación territorial (2020)”, “la ciudad habitable y deseable (2021)”.

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