Durante muchos años, el río Sena no tuvo un papel central en el desarrollo de las ciudades, limitado a una función productiva o industrial. Hoy en día, convocatorias como “Réinventer la Seine” evidencian un cambio de mirada sobre la relación ciudad/río.

Una historia común por escribir alrededor del Sena.

En un contexto marcado por retos ambientales, para los cuales se han adoptado compromisos y fijado objetivos, la ciudad del río y de sus actividades puede, sin duda, aportar una contribución importante y orquestar el ecosistema urbano.

A esto se suma el papel que puede desempeñar el río en la necesidad actual de afirmar las identidades de las metrópolis unas frente a otras. Mucho más que una fachada urbana, el río es un vector para desarrollar la atractividad territorial, fortalecer el vínculo social y mejorar la calidad de vida.

Aunque el potencial del río es claramente reconocido por muchos actores del urbanismo, la realidad a veces está lejos de una relación de sinergia entre el territorio urbanizado y el territorio fluvial. Espacio con un patrimonio poco valorado, es urgente repensar la interfaz ciudad–río para ofrecer nuevos usos a los habitantes, reapropiarse de las orillas, facilitar los cruces y desarrollar actividades económicas. Algunos programas pueden generar conflictos de uso: ¿cómo articular intereses económicos y ecológicos? Una cuestión esencial frente al desarrollo de ciudades fluviales es la gestión del riesgo de inundación.

Grand Paris Sud es una aglomeración de 23 municipios distribuidos en dos departamentos, que ha experimentado un fuerte crecimiento urbano en los últimos cincuenta años, contribuyendo así al crecimiento y a la estructuración de la Metrópoli de París. El Sena, que atraviesa este territorio de 350.000 habitantes, no ha estructurado esta urbanización. ¿Cómo devolverle hoy un papel relevante en Grand Paris Sud? ¿Qué estrategia de planificación para el valle del Sena y sus orillas permitirá que este gran territorio se convierta en una aglomeración?